Director: Woody Allen
Título Original: Annie Hall
Idioma en que se proyecta: Castellano
País: USA
Año: 1977
Duración: 94´
Reparto: Woody Allen, Diane Keaton, Paul Simon (Sí, sale Paul Simon, os lo dije, y da repelús...)
Premios: 4 Oscars, a mejor película, director, guión, y actriz principal. Y Woody no pudo ir a recogerlos porque tenía que tocar el clarinete. (Bob Dylan, no has inventado nada!)
Elegida por: Notoriamente Nefasto
De qué va: Tras dos divorcios y en los cuarenta, Alvy Singer (alter ego de Woody) ha terminado también su relación con Annie. Alvy nos contará su pensamientos sobre porqué a la tercera no sólo no es la vencida, sino que estamos a condenados a que no sea ni a la cuarta, ni a la quinta...
Pocas pelis os había puesto de uno de mis directores favoritos, Woody Allen, que me ha acompañado durante años y años. Desde hace veinte años no he dejado de ver, en compañía de mi mujer, ni una sóla de sus pelis, en la correspondiente sala de cine, en maravilloso ritual que ni bebés, niños o adolescentes en ciernes han podido perturbar hasta el momento.
Así que llegó la hora de ver la considerada obra cumbre de Woody Allen ( y que me perdonen los seguidores de “Manhattan”, y yo mismo, al que me gusta más “Misterioso asesinato en Manhattan”).
Me encanta de Woody que hace pelis sin tener la pretensión jamás de crear “la obra maestra”, año tras año, cual hormiguita paciente. Pero lo cierto es que, con el tiempo, uno (y cientos de incondicionales) volvemos la vista atrás a alguna de ellas, y, aunque en su día quizás la vimos simplemente con una sonrisa en la boca, de repente nos damos cuenta de que habíamos visto una auténtica maravilla sin darnos cuenta.
En el caso de “Annie Hall”, no sólo sus incondicionales y al pasar el tiempo, sino mucha, mucha gente, incluso los tipos que dan Oscars, reconocieron al momento algo realmente importante. Por eso os pedí viajar en el tiempo, coger el Delorean, para situarnos en el año 77 y dejarnos deslumbrar por todo lo que Woody desplegó delante nuestra como si nada.
Hizo lo que le dio la gana: hablar directamente a la cámara, colocar pensamientos en subtítulos sobre frases realmente dichas, meter escenas de dibujos animados entre medio, saltar en el tiempo adelante y atrás, o hacer aparecerse a su antiguo yo de niño. Así que cuando veamos a los de Modern Family hablando desde el sofá en plan entrevista directamente a cámara, igual tenemos que acordarnos de Woody.
El caso es que recursos ingeniosos aparte, a mí me sigue pareciendo un pasada la manera de contarnos lo triste que en ocasiones son las cosas, sin que duela.
Aplicando sentido del humor. Nadie como Allen para contarnos lo que todos sabemos, como por ejemplo, que lo que al principio nos parecía maravillosamente único del otro, al final nos puede poner de los nervios, y que lo que nos atacaba lo echaremos de menos si no está. Es la vida, y Woody te la cuenta, con su pesimismo de sonrisa permanente.