Título: French Kiss
Director: Lawrence Kasdan
Título Original: French Kiss
Idioma en que se proyecta: V.O. subtitulada
País: U.S.A.
Año: 1995
Duración: 111´
Reparto: Meg Ryan, Kevin Kline, Jean Reno, Timothy Hutton
Premios: Pos ninguno así, muy allá.
Elegida por: Notoriamente Nefasto
Es mi peli de Meg Ryan preferida, sin duda alguna. Una comedia romántica en toda la regla, hecha en Estados Unidos, para más inri. Ni siquiera es inglesa. Pero, es que me gusta mucho!
Creo que está muy por encima de la media, entrando directamente en la categoría de muy buena película. Aunque sea una comedia romántica. Vale que no tiene grandes pretensiones, vale que te pasas un buen rato, pero creo que desprende un algo más, que te hipnotiza de una manera, que muchas pelis ya quisieran.
Bueno, contar con Meg, en su mejor versión, ya es un punto insuperable. Si el peinado de la Tatou en Amelie era icónico, qué decir del rubio oxigenado cortito y puntiagudo de nuestra chica favorita. Sólo ella podría estar tan absolutamente guapísima. Me flipa cómo se mueve, cómo pasa miedo, cómo se enfada, y cómo se ríe. Yo caí perdidamente enamorado de ella, y si tú no enamoraste entonces, si no te enamoras ahora, ni tienes sangre en las venas ni tienes ná.
Voy a ejercer una faceta hasta ahora desconocida en nuestros sesudos análisis (si olvidamos algún vestido verde de la Knigtley quizás...), que es el análisis de moda. Como reconocido experto en ropa, maquillaje y complementos, os haré ver, por si no habíais observado, que:
Kate (Meg) viaja en el avión con unos vaqueros, una camisa blanca, un colorido chaleco, y un abrigo corto de paño, azul marino para más señas. Y Kate, dado que le roban las maletas al principio, no tiene más ropa con la que abordar París que la que lleva encima. Pues bien. Cuando se quita el abrigo, luce como nadie su chaleco semi-hippie con su camisa blanca anudada hasta el último botón.
Luego, el calor aprieta, y puedes quitarte el chaleco, y lucir lo que parecía una camisa blanca normal, pero que es laaarga y divertida. Te sueltas el último botón, por supuesto.
Más tarde, puedes anudar tu camisa blanca, mientras sigues trotando por París, y lucir totalmente diferente.
Cuando el calor aprieta, ya en Cannes, donde el Mediterráneo te abraza y te enmarca, si te quitas la camisa para que te veamos en camiseta blanca de tirantes, estarás absolutamente esplendorosa.
No termina ahí la cosa. El triunfo de Kate, el momento de triunfo de Kate, en la batalla que decidirá la guerra, es también importante bajo el punto de vista costuril. Si bien, en los primeros escarceos, el vestido rojo escotado de la francesa parecía imbatible, he aquí que, es en la playa, cuando la francesa está en bikini precisamente, cuando una camiseta de rayas y un pantalón ancho derrotan, derriban, devastan, el corazón del despistado prometido. El melón de hombre se da cuenta de que, si bien el rojo y la pasión, pueden nublar tu entendimiento a veces, lo que de verdad necesitas para ser feliz es una chica pizpireta con camiseta de rayas. A la que, además de hacerle el amor, estás deseando hacerla reír mucho tiempo.
Pero no es que Meg no se atreva con vestidos escotados. Para nada. Con su escueto vestido azul cielo de tirantes y falda plisada, deja boquiabierto incluso a Luc, el francés descreído. Meg puede ponerse cualquier cosa, que la amaremos. De mil maneras.
Finaliza la peli en la campiña francesa, entre viñedos, resplandeciente en vestido oscuro floreado, ideal para vendimiar durante muchos años de la mano de alguien.
Eso sí, no voy a hablar de las camisas del novio. Sólo diré que la chupa de Luc nos gustó siempre más desde el principio.
Podría además de sobre moda, hablar de que Kevin Kline está sublime, y de que si el prota masculino no te cae bien, la comedia romántica nunca te va a funcionar. O de que ambientarla en Francia o que salga Jean Reno son otros aciertos. O sobre que ambos van buscando algo toda la peli, un collar el uno, un novio a la fuga la otra, y que acaban encontrando lo que realmente necesitaban.
Pero voy a terminar, sencillamente recomendando que, si la veis, disfrutéis viendo a Meg, sus movimientos, su naricilla y su pelo rubio. Su camiseta de rayas.
Pues me gusta esta faceta que se pone el Nefasto para quitarse la etiqueta de que nos hace sufrir. Cómo no disfrutar de una peli de la novia de América, aunque yo diría que del mundo. Y es que creo que cualquiera que naciésemos en los 70, nos enamoramos de Meg en nuestra adolescencia.
ResponderEliminarVoy a empezar con lo que no me gusta de la peli, y es que parece un vídeo promocional de Francia. Qué envidia me dan los franceses con lo que han hecho con su cine. Donde siempre han favorecido el rodaje de películas y donde se subvencionan películas en función de su éxito en taquilla. No como aquí, que un comité, con influencias políticas decide qué películas se van a subvencionar antes de rodarse incluso. Acabando con películas que tienen más subvención que taquilla. (Con esto no estoy diciendo que el cine español sea malo...eso es otra discusión)
Por lo demás la peli me gusta. Es divertida, fresca y te hace enamorarte más de Meg Ryan. He de reconocer que no me fijé, tanto como nuestro compañero, en el tema del vestuario.
Y me encantó cómo, al principio, la torre Eiffel siempre se le escapaba a la pobre Meg.
Sobre Kevin Kline, diré que no me llamó tanto la atención, ni él ni su chupa de cuero. Quizás, porque Meg eclipsa a cualquiera.
En definitiva, que disfruté viendo esta peli, y por muchas comedias románticas que nos pongas, siempre te vamos a asociar a los dramas.....
Me puto flipa el poder de observación del sr. Nefasto. Creo que aún no he cerrado la boca desde que leí el otro día su comentario.
ResponderEliminarÉl se acuerda tres días más tarde de ver la peli del color de los botones de la chaqueta de Meg, y yo justo me acuerdo de que iba vestida durante toda la película. Con razón mi mujer me dice que soy un desastre con la ropa... Una caja de sorpresas eres, Nefasto, que lo sepas.
Y la peli? Pues bien. No la había visto, la verdad. Siempre me ha gustado mucho Meg y su etapa de comedias románticas, (desde luego me gustaba más que la petarda de Julia Roberts, a la que ni tragaba ni trago ahora (me costará perdonarle lo de Caza de Brujas)), pero no tanto como para no perderme sus películas. Si tocaba y no había otra cosa mejor en en cine, pues iba, se ve que cuando se estrenó esta me metí en Seven, o en Braveheart, qué se yo. Lo cual me viene bien 30 años más tarde para verla con vosotros de nuevas.
Me pareció divertida y entretenida. Sabes todo lo que va a pasar, pero aún así lo disfrutas porque la pareja protagonista está en estado de gracia y se nota la buena química entre ellos.
Y ese blazer azul marengo que lleva el recepcionista del hotel es ideal de la muerte, que en eso sí que me fijé...