Título: La soga.
Director: Alfred Hictchock
Título Original: Rope
Idioma en que se proyecta: V.O. subtitulada.
País: U.S.A.
Año: 1948
Duración: 80´
Reparto: James Stewart, John Dall, Farley Granger
Elegida por: Notoriamente Nefasto
Fue escuchar el podcast "Aquí hay dragones" ( https://www.podiumpodcast.com/aqui-hay-dragones/temporada-1/de-transcantantes-cuerdas-tensas-y-venenos-que-alimentan/)
donde Rodrigo Cortés hablaba de "La Soga", e inmediatamente decidir
que había que ver sin falta de nuevo esta peli, y por supuesto dónde mejor que
en nuestro Cineclub.
No dejaré nunca de recomendar tanto este podcast como su
hermano "Todopoderosos", donde tienes la oportunidad de escuchar a
este hombre, que habla siempre como si estuviera leyendo una tesis o algo. Es
una cosa inaudita oiga.
Como digo, al ver cómo desmenuzaba los entresijos de la
película, las ganas de verla fueron instantáneas. Yo no lo explicaré tan bien
como el susodicho Cortés, pero la cosa fue más o menos como sigue.
Alfred Hitchcock decide adaptar una obra de teatro inglesa
que va de dos tipos que deciden matar a otro sólo porque pueden. Se trata de
cometer el crimen perfecto y hacer suyas algunas teorías de Nietzsche sobre
hombres superiores y otros mediocres que no merecen la pena existir. En la obra
había también una cierta subtrama homoerótica, ya que los angelitos son dos
maromos que viven en su apartamento, como si fueran Epi y Blas.
Qué mejor manera de adaptar un obra que transcurre en tiempo
real, que hacerlo en una sola toma de película, para trasladar así esa
atmósfera, piensa el siempre intrépido Hitchcock. El problema es que, en
aquella época, esto era técnicamente imposible, ya que los rollos duraban como
mucho diez minutos.
Pero eso no es óbice para intentar al menos en espíritu
recrearlo. Así que se ponen manos a la obra. Para tan brutal y loco desafío, es
necesario pensar cada toma como un baile. Un baile en el que todos los
actores y escenarios dancen en torno a esas cámaras mastodónticas de la época,
que, aunque movidas por raíles, pesan un quintal. Así que todos los muebles y
escenarios se desmontan y llevan rueditas que permiten que desaparezcan cuando
la cámara pase y que vuelvan cuando ésta regrese. Todos los actores deberán
bailar también en perfecta coreografía, y no sólo ellos, sino todos los
técnicos, y evitar por todos los medios
no cagarla en el minuto 9, y así tener que empezar la toma de nuevo.
Eso implicó que, cuando una actriz dejó mal una copa que iba
a caerse, un técnico se lanzó en plancha cual Casillas para atraparla antes de
que su sonido al romperse contra el suelo estropeara la toma. O que incluso
cuando una cámara fracturó el pie de otro técnico que lo puso donde no debía,
los demás le pusieran una toalla en la boca para que el pobrecillo no gritase.
Una liada, vamos.
Ensayaron mucho, y luego filmaron en 18 días, siguiendo el
proceso de últimos ensayos un día y filmación al siguiente. Por si faltaba
algo, a Hitchcock, ya en montaje, le enfadó mucho el tratamiento del color que
las últimas tomas tuvieron, así que decidió reunir de nuevo a todo el mundo menos
al capullo responsable de la fotografía para repetir esas tomas de nuevo.
No sólo la cámara, sino el sonido, tenía que ser perfecto, y si sonaba gente charlando en la calle, se había grabado a gente charlando en la calle. Y si viene una ambulancia, se graba una ambulancia de verdad que viene desde diez manzanas más allá.
El resultado es una película que no puedes dejar de ver,
porque tanto curro no puede quedar sin reconocimiento. Cierto es que se nota
más cuando la cámara se lanza como loca a por la chaqueta de alguien para
justificar el cambio de toma que esas otras veces que simplemente Hitchcok pasó
del asunto y se marca un contraplano con dos narices. Pero la leyenda de la
peli que se hizo en una sola toma porque Hitchock se pegó una sacada de chorra
está ahí para ser venerada. Y además la peli está bien!