Título: Los Santos Inocentes
Director: Mario Camus
Título Original: Los Santos Inocentes
Idioma en que se proyecta: VO Castellano
País: España
Año: 1984
Duración: 107 min
Reparto: Alfredo Landa, Paco Rabal, Terele Pávez, Juan Diego
Premios: Cannes, premio a mejor interpretación masculina
Elegida por: Sr. Marrón
Sinopsis: Paco y Régula forman, junto a sus tres hijos, una familia de campesinos a las órdenes de los señores del cortijo que aguantan toda clase de órdenes y humillaciones sin queja alguna. Un día se presenta Azarías , el hermano deficiente mental de Régula, pues ha sido despedido del cortijo en el que él trabajaba y decide unirse a la familia de su hermana para trabajar. Ahora, deberán hacer frente a todas las penurias típicas de la época juntos.
Elegí está gran película porque tras cumplir ahora 30 años, sigue sin perder nada de su fuerza, porque creo que es una muestra más de lo grande que puede ser el cine de nuestro país, y porque tiene todo el derecho del mundo a estar en el Cineclub de los Miércoles.
No he tenido el gusto de leer la novela en la que se basa de Delibes, pero la película sí la había visto hace muchísimo tiempo, y la verdad es que a parte del "Milana Bonita" y del personaje tan cabrón que interpreta magníficamente Juan Diego, no me acordaba de casi nada.
Nos cuenta una historia sencilla pero durísima, cuesta creer que hace apenas 50 años se viviera esta especie de semi esclavitud en nuestro país.
Las diferencias sociales son el eje de la película, el convencimiento de los terratenientes de su poder casi absoluto sobre los campesinos, haciendo con ellos lo que les place, utilizándolos a su antojo, menospreciando sus problemas, todo eso junto crea un retrato de la españa rural de los años sesenta que te deja con la boca abierta.
Las interpretaciones son simplemente perfectas. Paco Rabal borda su papel de retrasado y Alfredo Landa nos muestra lo gran actor que era, capaz de interpretar casi cualquier registro, muy alejado del dichoso "Landismo" que lo hizo tan famoso.
En cuanto a escenas, me quedo con la de cuando, en medio de una comida, los "señoritos" deciden mostrar con orgullo a sus invitados lo listos que son sus siervos, que saben escribir su nombre y todo, como si fueran monos de feria.
También me parece curiosa la forma del director de contar la historia, con saltos en el tiempo y los nombres de los protagonistas sobre-impresos, al más puro estilo Tarantiniano (es un decir...)
Me gustó muchísimo volver a ver esta gran película, y espero que a mis colegas también. Me apunto como tarea leerme el libro sin falta.